Con su andar infatigable por los atrios y veredas de liturgias cotidianas y con el alfabeto de sus vívidas palabras, Fernando Corona (Poeta Mexicano reconocido internacionalmente), pulsa la vorágine y los estremecimientos del Amor, de aquello, que siendo patrimonio de la sensibilidad humana sólo puede ser cantada por quienes poseen la capacidad de síntesis y la expresividad de la poesía. En este poemario alfabético llama nuestra atención el ritmo, la cadencia silábica, cuando el acento prosódico parece convertirse en el énfasis del verso y de la estancia elocutiva, que no por ser sustancial, deja de sostener la claridad del coloquio.
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Con su andar infatigable por los atrios y veredas de liturgias cotidianas y con el alfabeto de sus vívidas palabras, Fernando Corona (Poeta Mexicano reconocido internacionalmente), pulsa la vorágine y los estremecimientos del Amor, de aquello, que siendo patrimonio de la sensibilidad humana sólo puede ser cantada por quienes poseen la capacidad de síntesis y la expresividad de la poesía. En este poemario alfabético llama nuestra atención el ritmo, la cadencia silábica, cuando el acento prosódico parece convertirse en el énfasis del verso y de la estancia elocutiva, que no por ser sustancial, deja de sostener la claridad del coloquio.
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